Vista panorámica del molino da Cota, donde se puede apreciar que hoy en día está en ruinas. Al contrario del molino de Sofía, este molino no tiene el tejado renovado. Vemos que las tejas son de antaño y que está rodeado de maleza, un detalle en común con todos los molinos de la zona.
Se encuentra aquí otra área recreativa, donde merece la pena hacer un descanso para poder recobrar las fuerzas. Admirar este paisaje de paz y tranquilidad merece mucho la pena. Sólo escucharemos el ruido del agua al pasar y los sonidos propios de su propio habitat, como son los pájaros.
Actualmente el molino no tiene como podemos ver ni puertas ni ventanas, aunque si conserva los marcos de ambas estructuras.
Los alrededores del molino como era de esperar están rodeados de la propia vegetación del entorno. Se mimetiza por tanto con todo el enclave del sendero.
En el interior del molino podemos encontrar todavía en buen estado las piedras que se usaban para moler tanto el trigo como el maíz. Su estado de conservación es óptimo se obviamos el hecho de que en la parte superior de ambas piedras hay inscripciones recientes. Son las huellas de algunos adolescentes que las han marcado con spray.
Todavía conserva intacta la escalera hecha de piedras que conduce al tejado del molino. Apreciamos en esta fotografía la cercanía que le une al margen del Río Grande.
Vista desde el alto del tejado del molino.
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